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   CENTENARIO  1914 - 2014

  

De los primeros aragoneses que dejan su tierra a finales del siglo XIX y principios de XX se agrupan aquí en Terrassa como Colonia Aragonesa, con el fin de afrontar unidos y más fuertes los retos y dificultades del momento. Y así, con los años su experiencia servirá de apoyo e integración a los que se van estableciendo de nuevo, en una época en la que los derechos sociales estaban en estado embrionario.

 

Mejor organizados y en mayor número, a los pocos años en 1929, se funda el     “ Centro Aragonés de Terrassa”.

Una entidad con fines propios, pero muy integrada en la sociedad que los acoge, siendo ya una más.

 

Su personalidad se desdobla y además de su Montepío se crea la sección oficial, con diversos objetivos que servirán de modelo para sucesivas etapas.

La historia del Centro Aragonés y sus gentes, va en paralelo a las vicisitudes y circunstancias de su Ciudad y época.

 

Una historia de trabajo, esperanza y esplendor, con altibajos o luces y sombras, pero también de episodios amargos. Gracias a todos ellos y a todos los que simpatizan con su Esencia. El centro Aragonés es hoy día, una digna Entidad,  orgullosa de estar “viva", activa y participativa.

 

 La Tarrasa de 1900 al 1936, es una ciudad consolidada industrialmente. Una industria que se desarrolla con una progresión de vértigo y que a pesar de las diferentes crisis económicas que a menudo aparecen, la ciudad crece como nunca lo había hecho.

 

Miles de personas de diferentes puntos del estado llegan a Tarrasa atraídos por la oferta de puestos de trabajo.                                                                   

                             

                                 LA COLONIA ARAGONESA

Distinguidas familias pertenecientes a la colonia aragonesa de esta ciudad se reunieron el jueves en fraternal banquete en el Hotel Peninsular, para celebrar la Fiesta de la Pilarica, su excelsa Patrona.

 

Terminado el banquete improvisaron un animado baile en el vasto salón de Sports Egara, bailándose desde luego la airosa y típica jota aragonesa.

Resultó dicha fiesta, sumamente hermosa y simpática y nos placen estos actos que revelan el espíritu regional y el amor a la tierruca…..Tarrasa, 14 de Octubre de 1.905 y así fue en 1.906, 1.911, 1.913, etc..

 

En 1914, estalla la 1ª Guerra Mundial.

Los nuevos y viejos tarrasenses llenan las naves de Telares e hilaturas, de la nueva industria del tinte, el punto y de cuadrillas de la construcción.

 

Es la Tarrasa obrera, que trabaja hasta 60 horas por semana sin condiciones de higiene, ni seguridad, sin seguros, sin derechos y con importante falta de vivienda,educación y sanidad.

Un fenomenal caldo de cultivo para la conflictividad.

 

En este difícil  marco social y siguiendo la estela de otras iniciativas locales y del Centro Aragonés de Barcelona, en Marzo de 1914, nuestra colonia Aragonesa con D. Baltasar Serrano al frente, se agrupa para aprobar el reglamento de asistencia de lo que llamaban  Socorros Mutuos, también útil para los nuevos paisanos que sobre 1920 empezarán a llegar en mayor cantidad, desde Aragón y otras regiones como Valencia y Murcia.                                                                                                                                        

 Es el ritmo de la lanzadora, historia de 2 ciudades la eterna lucha de republicanos y nacionalistas, y de crudas huelgas y de conflictos que a menudo desembocan en violencia, tiempos de pistolerismo y represión.

 

Pero también es la Tarrasa del progreso mesurado, crecen los servicios y la oferta de ocio y sobre todo el comercio.

 

El terrasense de entonces celebra como nunca las fechas señaladas y aunque la cultura puede llegar a muy pocos, la fiesta llega a la mayoría, que salen a la calle para disfrutar y olvidar problemas cotidianos.

 

Es una ciudad con gran espíritu emprendedor y cívico que piensa y crea  y donde cada uno a su manera contribuyen a hacer Ciudad. A pesar de las dificultades económicas y sociales se llenan los cines y teatros y sobre todo crece el asociacionismo, de 16.000  habitantes en 1900 pasan a  40.000 en 1930.

 

En esa necesidad de agruparse y caminar juntos hacia el futuro, la colonia aragonesa decide legalizarse como entidad. Una comisión gestora convoca en asamblea a todos los aragoneses residentes en Terrassa el 5 de Enero de 1.929, para someter a deliberación el proyecto de Estatutos y Reglamentos con el cual habrán de regirse, previa autorización del Gobierno Civil. Curiosamente, el día que se instala el Gran Circo de Búfalo Bill en la ciudad. Nuestro centro Aragonés comienza a caminar.

 

Se crean 2 juntas: la del Montepío y la Oficial. El primer Presidente fue D. Quintín López Gómez, casado con aragonesa, tenía un cargo administrativo municipal, llevaba 3 décadas aquí y era un hombre ilustrado con un gran bagaje cultural e intelectual, quizá poco reconocido. Arropado por su junta influyó mucho en el aspecto formativo del Centro y sus asociados.

 

Crearon una gran biblioteca, grupo de teatro, dieron conferencias formativas y realizaron cursillos para enseñar a leer y escribir, un gabinete médico jurídico, una bolsa de trabajo, además de mecanografía y se editaban un Boletín informativo interno, mensual.

 

En el aspecto más lúdico y de ocio destacaron las secciones de excursionismo  y baile social. Hay hermosas imágenes que nos muestran la gran hermandad existente. Las crónicas nos dicen, que las diferentes sedes sociales ocupadas iban quedando pequeñas unas tras otras ante tal entusiasmo y afluencia de entregado público aragonés y simpatizantes.

 

Y en 1935 se formó la primera Rondalla dirigida por el maestro Salvador Cañada. Hubo una gran camaradería y colaboración con los centros de Barcelona. Fueron unos años de esplendor para este Centro Aragonés de Terrassa.

 

Así llegamos a Julio de 1936, donde los tarrasenses viven con expectación los resultados del pronunciamiento militar. Comienzan dos años y medio de terribles dificultades para Tarrasa, una ciudad que a pesar de estar en retaguardia vivirá la guerra de una forma sangrante.

 

A pesar de ello, del hambre y las dificultades, la ciudad no se duerme en el sueño revolucionario, al contrario la actividad industrial continúa y nuestro textil se muestra muy productivo a pesar de la escasez de materia prima, energía y mano de obra.

 

En este periodo, el Centro Aragonés y su Rondalla dirigida por el maestro Cañada, realizará más de 50 festivales benéficos y solidarios a favor de los soldados del frente, de los heridos y de la Cruz Roja, a veces junto a otras entidades. Y así hasta acabar el conflicto en 1.939, donde la situación del momento marcará un nuevo rumbo.

 

Acabado el conflicto, vendrán décadas con una orientación diferente, los primeros años de la postguerra serán difíciles y con secuelas para Tarrasa y el país en general.

 

Se reorganiza todo el mapa mundial. La industria no queda maltrecha, hay hambre y estraperlo, hay un nuevo abastecimiento de aguas del Llobregat y es tiempo de cooperativas, auxilio social, cartillas de racionamiento y uniformidad.

 

En esta nueva etapa y con parte de la misma Junta, el Centro Aragonés, cambia la sede a la calle Topete 95. Un amplio local que ocupará hasta los años 50. Cabe destacar que desde el principio el Centro tuvo una academia de enseñanza propia en la planta superior.

 

Las fotografías y prensa local nos muestran un Centro muy activo y con cierto peso e importancia en la sociedad del momento. Tenían rondalla y cantadores,  grupo de teatro, café-bar y organizaban grandes veladas semanales de baile social.

 

El mundo rural y agrícola se ve superado por el crecimiento de polígonos industriales y nuevos barrios,entre 1.950 y 1.970 Tarrasa dobla su población y hablar de estos años es sobre todo hablar de inmigración, la realidad que marcará el futuro de la ciudad.

 

En lo cultural se intenta escolarizar a la población infantil y juvenil, se recupera la procesión de Jueves  Santo, se crea el colegio Mayor y se potencia la Banda Municipal.

 

En 1.952 el Centro Aragonés se instala en la calle Fuentevieja 71, ( un edificio que albergó la antigua funeraria ), donde convivirá con la familia Martí que regentó el Bar casi 30 años, así nos lo recordaba hace un tiempo su propietaria  Sra. María Teresa Masip.

 

Fueron unos años muy felices y reinaba mucha armonía, teníamos rondalla en colaboración con los Salesianos, se volvió a editar el boletín, sección de excursionismo asociado a Montañeros de Aragón y hasta equipo de Futbol que vestía como el Zaragoza, teníamos un televisor para gozo de mayores y niños que disfrutaban viendo Rintintín tomando el famoso Helado de la Casa. Y el día grande del Pilar, por la mañana se hacía un pasacalle hasta la Catedral, misa y luego a la Hornacina, al final un vino español para los socios y por la tarde a veces pasábamos películas como Nobleza Baturra y el local se nos quedaba pequeño, o íbamos al Goya donde teníamos muy buena colaboración.

 

Y así los años van pasando y los socios fundadores, por ley de vida desapareciendo, a la vez que la masa social disminuye, igual que las iniciativas para generar ilusión y continuidad. El momento general con la entrada de la democracia y quizá el interés por nuevas tendencias y reivindicaciones de carácter social, laboral e incluso culturales, unidas a un cúmulo de circunstancias llevan al Centro Aragonés de Tarrasa en 1.978 a cerrar sus puertas como entidad definitivamente.

 

En ese periodo de vacío institucional, una flecha especial que siempre sirvió y sirve para encuentro de los aragoneses de corazón es el día del Pilar  . Si hay un nexo de unión y celebración por excelencia ese es el Día de la Virgen del Pilar. Autoridades, sociedad civil e instituciones se han unido en esta fecha para honrar a la Patrona de Aragón, misas, pasacalles, comida de hermandad,    festivales y ofrendas florales a sus pies han dado momentos muy emotivos.

 

Y como el ave Fénix, un grupo de gente, antiguos socios y la Rondalla.Los Pilares de Aragón” se unen con la idea de reactivar nuevamente un Centro Aragonés en Terrassa, y lo consiguen.

 

Mandan una carta a todos los aragoneses de la Ciudad y realizan un exitoso festival. Siguiendo todos los trámites legales, la nueva junta reactivará el Centro Aragonés hasta nuestros días.

 

Hasta el momento con tres Presidentes, José Vicente Ginés, Manel Mur y el actual Ramón Pujol, que junto a sus directivos, rondallas, secciones, socios y simpatizantes, no sin sobresaltos, han mantenido y mantienen vivo el espíritu que durante tantas décadas ha perdurado, que es mantener el orgullo de ser aragonés, su cultura, tradición y folclore.

                   

                   Este es el resumen de nuestra historia.

                              Guión y dirección  Sr. Josep Oller  ( Tini )             SUBIR

Presidentes
Ofrenda Pilar
Quintín

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